Hitler

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A primera vista, Adolf Hitler parecía un candidato inadecuado para un poder dictatorial. Sin embargo, fue él quien recibió el apoyo de las masas entre los fanáticos del nacionalismo racista en Alemania tras la Primera Guerra Mundial. Su ascenso al control de un complejo Estado moderno plantea preguntas sobre cómo un personaje tan poco atractivo logró tal poder. A pesar de las previsiones, su autoridad no fue limitada por las clases gobernantes tradicionales ni por restricciones constitucionales. Este estudio interpretativo de Ian Kershaw no es una biografía breve, sino un análisis de la naturaleza y los mecanismos del poder de Hitler, así como de su influencia en la política. Kershaw identifica la clave de su éxito en un estilo de gobierno carismático, donde Hitler se convirtió en la encarnación de diversas expectativas y descontentos sociales. La legalidad y el gobierno racional fueron destruidos por la disposición a "trabajar en la dirección del Führer", es decir, en función de sus supuestas intenciones. Así, el poder de Hitler fue en gran medida un producto de la colaboración y la debilidad de quienes ocupaban posiciones de responsabilidad, lo que permitió su expansión a través de concesiones y capitulaciones.