Women Win: Against All Odds
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Buddenbrooks is a 1901 novel by Thomas Mann, chronicling the decline of a wealthy north German merchant family over the course of four generations, incidentally portraying the manner of life and mores of the Hanseatic bourgeoisie in the years from 1835 to 1877. Mann drew deeply from the history of his own family, the Mann family of Lübeck, and their milieu.
Henrik Ibsen nació el 20 de marzo de 1828 en Skien, al sur de Cristianía, llamada hoy con su nombre más antiguo: Oslo. Alternó sus residencias en Noruega -su patria-, Alemania, Italia, y desde 1892 ya no se movió de Cristianía, donde murió en 1906. Hasta el final de su vida Ibsen marcó las llagas morales de su pueblo y de la humanidad, sin hacer caso de las voces contrarias. Desenmascaró a sus adversarios en Un enemigo del pueblo (1883); planteó la lucha entre la verdad y la mentira en El pato silvestre (1884), y la de los valores ciertos o aparentes en Casa de muñecas (1879); determinó las causas del tormento fisiológico y espiritual en Espectros (1881); en Hedda Gabler (1890) buceó en el abismo del alma femenina como foco de un problema general; debatió en La dama del mar (1888) el determinismo y el libre albedrío, formulando sugestiones novísimas, y deslumbró con la imaginación envolvente de Peer Gynt (1867), donde resuenan los ecos de las fantásticas leyendas nórdicas.
Roma, 455 d.C.: durante il saccheggio i Vandali trafugano come bottino di guerra la Menorah (l’antico candelabro a sette braccia) del Tempio di Gerusalemme, portata a Roma da Tito. Tra la comunità ebraica si diffonde un grande scoramento: il simbolo più antico, il fondamento stesso dell’identità del popolo ebraico è andato perduto e deve essere recuperato a ogni costo. Con il suo stile cristallino Stefan Zweig ricostruisce una vicenda che è per molti versi un vero e proprio mito fondativo del popolo ebraico, e poco importa se a volte il suo racconto ceda il passo alla leggenda. “Le leggende fiorite sulla scomparsa della Menorah sono quasi infinite” si legge nella postfazione di Fabio Isman. “E tutte, come anche il racconto di Stefan Zweig, hanno un unico obiettivo: mantenerla in vita.”